miércoles, 20 de julio de 2016

ISIS: Jihad vs. fútbol

Esta nota repasa la convulsionada relación amor-odio que se vive en el seno del Estado Islámico respecto al fútbol.


Artículo publicado por James M. Dorsey (*) en la web The Turbulent World of Middle East Soccer
Traducción: Pablo Aro Geraldes

Si el Estado Islámico (ISIS) tenía planes serios de atacar la Euro 2016, nunca se materializaron. Sin embargo, transcripciones filtradas del interrogatorio a uno de los atacantes al aeropuerto de Bruselas en marzo dejan una pequeña duda sobre si el fútbol en un lugar destacado en la lista de objetivos del grupo. Lo mismo ocurre con la decapitación cuatro jugadores sirios en Raqqa. Lo que se desprende del análisis de las políticas del ISIS es una relación de amor-odio con la expresión de la cultura popular más extendida del mundo.

Mohammed Abrini
Mohammed Abrini, un belga descendiente de marroquíes, ganó notoriedad como "el hombre del sombrero blanco", después de que se lo viera alejarse rápidamente, aparente para no suicidarse, junto a sus dos compañeros en el ataque suicida del marzo de 22 en el aeropuerto de Bruselas, en el que murieron 34 personas.

En su declaración, tras su detención tras dos semanas de persecución, Abrini admitió -según una transcripción filtrada de su interrogatorio- que en una visita a Gran Bretaña había tomado fotografías del estadio Old Trafford, del Manchester United.

Los primeros informes indican que las autoridades también habían encontrado en el celular de Abrini varias fotos del estadio del Aston Villa, en Birmingham, junto a imágenes de centro comercial Bullring y de la recientemente renovada estación de trenes de Birmingham New Street.

A pesar de ser parte de una célula de ISIS a la que se cree responsable de la amenaza al Stade de France, en París en noviembre de 2015, en medio de una ola de ataques que dejaron al menos 130 muertos, en su interrogatorio Abrini insistió con que esas imágenes no pertenecen a una "misión de reconocimiento". También le dijo a la policía belga que su célula había originalmente planeado atacar durante la Eurocopa pero había optado por el aeropuerto de Bruselas, ya que temía que las autoridades la cercaran como consecuencia de los ataques de París.

Con poco que se sabe públicamente sobre la vida de Abrini, no está claro hasta qué punto él era un apasionado por el fútbol. Sin embargo, su aparente interés refleja un patrón que se repite entre los líderes militantes islamistas y jihadistas, incluyendo la auto-declarado miembro de ISIS califa Bin Ibrahim Awad Alqarshi más conocido como Abu Bakr al-Baghdadi, y otros tantos. A menudo son fervientes hinchas e incluso exjugadores que, sin embargo, no eluden marcar como objetivos a partidos de torneos locales en una geografía que se extiende desde Irak a Nigeria, así como los grandes blancos como la Eurocopa o el Mundial, cuyas emisiones en directo prometen una audiencia en todo el planeta.


Un relevamiento online llevada a cabo en 2014 por Vocativ sobre páginas de Facebook jihadistas y de militancia islamista mostró que sus dueños a menudo eran aficionados al fútbol. De hecho, en ninguna parte se hace más evidente la complicada relación de amor-odio de los yihadistas con el fútbol que en las políticas contradictorias del ISIS. La organización es conocida por apuntar a los hinchas, incluyendo la ejecución de 13 adolescentes porque miraban por TV el partido Irak-Jordania por la Copa de Asia 2015.

Los cuatro jugadores de
Al Shabab decapitados
Multitudes en Raqqa, la capital siria del ISIS, de se vieron obligadas a presenciar la ejecución pública de cuatro futbolistas del disuelto equipo Al Shabab SC (Osama Abu Kuwait, Ihsan Al Shuwaikh, Nehad Al Hussein y Ahmed Ahawakh) acusados de haber sido espías de las Unidades de Protección Popular (YPG), la milicia kurda de Siria que está en el frente de confrontación con ISIS en suelo sirio.

En ambos casos, el de los adolescentes y el de los futbolistas, no queda claro si el fútbol era el único o principal motivo de sus ejecuciones. Lo que sí esta claro es que, si bien ISIS condena ideológicamente al deporte como un infiel invento ideado para distraer a los fieles de sus obligaciones religiosas, aún no han anunciado una política unificada hacia el fútbol o normas existentes para aplicar de manera uniforme en todos los territorios de Irak y Siria que se aún controla.

Además, ISIS no ha evitado el uso del fútbol y de exjugadores en sus vídeos de reclutamiento.

Múltiples estadios en ciudades y pueblos en suelo iraquí al norte de Baghdad fueron blanco de ISIS en los últimos años. Varios partidos de fútbol en Europa fueron cancelados por amenazas recibidas de ISIS luego de los ataques a París en noviembre de 2015.

ISIS nunca formalizó su prohibición del fútbol, pero el grupo se propaga en las calles de pueblos y ciudades bajo su control y en las mezquitas, así como puntos de acceso público a Internet, donde sólo se puede ingresar al contenido permitido por ellos. De hecho, el fútbol fue inicialmente tolerado por ISIS al comienzo en Raqqa. ISIS posteriormente introdujo una prohibición informal. Sin embargo, la aplicación de esta prohibición es inconsistente y contradictoria. Frecuentemente el grupo ha expropiado canchas de fútbol para diversos propósitos, como usarlos de refugios y estacionamientos. Se cree que el estadio de Al Shabab en Raqqa fue destinado para albergar a la fuerza policial del grupo.

La bandera de ISIS
Los niños han quedado aparentemente exentos de esta prohibición. Videoclips del ISIS muestran a combatientes en un plaza de la ciudad pateando una pelota con chicos. Sin embargo, el límite de edad parece ser variable. En Manbij, un pueblo cerca de Aleppo, los niños mayores de 12 años tienen prohibido jugar. En Raqqa y Deir-ez-Zor, en el este de Siria parece que el límite se estira hasta los 15 años.

A los combatientes extranjeros se los autorizó a tener decodificadores para canales de deportes y ver los partidos en la intimidad de sus hogares.

ISIS, por otra parte, aparentemente al azar, a veces le permite al público a ver los partidos internacionales y otras reprime seguir un partido en la televisión. ISIS llegó a hacer redadas en cafés que transmiten partidos sin permiso, y hasta golpeó a los clientes.

El grupo autorizó que se pueda ver el clásico Barcelona - Real Madrid una semana después de los ataques de París, pero apenas empezó el partido anuló el permiso y cerró cafeterías y locales que pasaban porque en el Santiago Bernabéu se hizo un minuto de silencio en honor de las víctimas de los ataques en la capital francesa.

"La política de ISIS hacia el fútbol es impulsada por el oportunismo y los impulsos. El grupo desprecia fundamentalmente el juego, sin embargo, no se puede negar que es popular en sus filas y en el territorio que gobierna", dijo un exresidente de Raqqa.


(*) James M. Dorsey es un alto miembro de la S. Rajaratnam School of International Studies y de la Universidad Tecnológica de Nanyang en Singapur, codirector del Institute of Fan Culture of the University of Würzburg y autor del blog The Turbulent World of Middle East Soccer, que próximamente se convertirá en un libro con el mismo título.

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